martes, 29 de marzo de 2016

la gran excursión

Un día cualquiera, dentro de cualquier estancia en el paraíso...al tío Rafa se le ha ocurrido montar, con el aparato de propaganda que le ha hecho falta, una "gran excursión"....vamos a estar andando durante doce horas, u ocho, que tanto da.... vamos a hacer un paseo magnífico.... todo el día andando....
Y, lo que podía haber pasado desapercibido, una idea más.... pasa a poder realizarse. Yo me planteé que cómo íbamos a llevar la comida, para toda la pandilla, durante todo el día, pero eso era tarea de los mayores. Seguro que con la costumbre que tenía tía Teresa de echar talegas con pan y foie-gras, se resuelve sin problema.

Pues eso, echamos a andar. Sólo Rafa Martínez sabe dónde vamos, así que hay que seguirlo. Tiramos en dirección hacia los Calarejos, por la vía de la Era del Boquerón, carril alante, casa de los forestales, tornajos de los Calarejos -que eran de obra y mucho más feos que los nuestros, dónde iban a parar- y, carril alante

Llegamos a un sitio en el que parece que se acaba la montaña. Hay una senda que lo mismo es un carril viejo que una senda de ajorre.
Baja hacia un paraje desconocido. Al fondo, abajo, se ven, como es natural, pinos y algunos campos que parecen estar sermbrados. Por decirlo alguna referencia estamos en una especie de bisectriz entre un lado que hubiera sido el camino de la fresnadilla, a la derecha y por el otro lado, el borde que hay entre los Calarejos y el hondo de Peña Halcón. 
Bajamos, con el cuidado consiguiente. El camino es pendiente, pero soportable, algún zig-zag y, llegamos al más o menos "llano". Hay un carril que -dice Rafa- lleva al fondo del Hondo y andamos por él durante un rato.

A "mitad" del carril -es una forma de decirlo- tiramos a la derecha. Atravesamos una pradera llena de juncos y nos introducimos en un pinar alto. Hay un carril bien delimitado.  
Despues de un grupito de casas, una bajada pronunciada, un río, se tuerce a la derecha y, ¡sorpresa!...¡En el paraíso hay cascadas!. Es "El saltador".
Así, como suena, una cascada. Bueno, es algo más, es una piedra que tiene forma de cascada y está mojada, porque no hay más agua, por una fina cortina de agua.
Debajo una "poza", magnífica para bañarse, así que, ¡todos a a ella!...
Grandes y pequeños, pequeños y grandes, todos en escabeche...
Creo que comimos allí, al lado, o bien un poco más abajo porque había menos pendientes y sombras agradables.
Luego, después de comer, paseo a un lugar increíble: "El charco azul", una especie de piedra en la que el agua ha labrado unos pasos que, curiosamente, están suaves y resbalosos. Te sientas en medio del agua, te dejas arrastrar y, ¡al charco!.
No he vuelto ahí desde entonces, pero, tengo que hacerlo. Está, creo, señalado en los mapas de la zona y tiene acceso, eso sí que me consta, desde la carretera que va desde la Fresnadilla hacia "El Yelmo". Un poco antes de llegar a "las Acebeas", de la que, en algún momento hablaremos.
A la tarde, vuelta a casa. Salimos por un carril, nos desviamos a la derecha, un pequeño puerto y... ¡hoy no salimos de sorpresas!, hemos llegado al "Seminario", es decir, la Fresnadilla. 
Desde ahí, a casa, carril, arroyo de La Almoteja, Las Asperillas, la Fuente Fresca y algo después, el "campo de fútbol", casa, cena y ¡a la cama!. No había energía para otra cosa más.



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