miércoles, 20 de enero de 2016

La alimentación exótica

Ya, la normal, cocido, lentejas, habichuelas y cualquier tipo de semillas. Tanto ahí, como en la calle Marqués, calle del Tinte o en la calle del Pontón.
Pero, no es lo mismo hacerlo en un lugar cercano al mercado que en uno que está....a, al menos a 12 Kms.
Y, en el caso de los "potajes", tampoco hay problema, porque hay sacos "de yute" o de lona en los que se puede llevar un montón de kilos, una cuerda desde la que se pueda colgar un buen hueso o, algún lugar donde guardar tocino, morcilla o arreos similares.
¿La leche para el desayuno?. ¡"la lechera"!, de Nestlé, el acompañamiento, agua de la fuente, cucharillas y recipientes, tampoco reviste demasiada dificultad.
Pero, la carne, el pescado y demás acompañamientos del potaje, tenían que ser objeto de algunas estrategias especiales.
Por ejemplo, el "hatero" de quien ya hablamos. En él residía la "fresquez" de la carne, o el eventual pescado -si es que eso existía en Siles-. La renovación del pan "de agua", p.ej., también era servicio suyo....
Entonces, ¿qué queda?.
Pues, lo "pequeño", las meriendas, los desayunos, los acompañamientos a la cervecita de antes de comer y, .. sobre todo, para los pequeños, las meriendas.
O sea, el ámbito de las latas de conserva. La marca "Albo" tenía unas sardinas que, desde entonces, no las he visto tan buenas. Los berberechos eran unos bichos feísimos, que se cultivaban en latas cilíndricas y que se ponían en unos platitos para ser pinchados por unos palillos "de los dientes".
Con más de un primo de la familia me he reído al recordar cómo, en las novelas de Enid Blyton (las de Aventura en... o "los cinco"....) había siempre, en el campo, repisas de roca donde poner las latas a buen recaudo...latas de piña, de melocotón en almibar, de pimientos rojos, de....
Pero, para mí, lo más exótico lo constituía algo que venía bajo este escudo:



Dos manos cruzadas en un gesto un tanto extraño. Barras abajo y estrellas arriba y una anotación: "Donado por el pueblo de los EE.UU. de América".


Y, ¿cómo teníamos nosotros "ayuda americana"?.

Pues, no es fácil. Resulta que, aunque España no entró en lo que se llamaba el "Plan Marshall", sí, por lo visto, nos tocó algún coletazo. Tuvo que ser después del año 1956 o, por ahí, cuando la dictadura se abrió, quizás por lo de las "bases" americanas y alguna ayuda llegó.

¿A dónde?....pues, exactamente, no lo sé, pero sí se que algunas parroquias recibían latas de "queso fundido", amarillo, cremoso, que no tenía forma de queso y sí de lata y que, a mí, por lo menos, me gustaba. Además, las latas -de cartón- de leche en polvo.
Pues sucedía que parecía que al pueblo pobre, pobre, de verdad, no le iba demasiado este tipo de alimentación y querría -digo yo- alguna diversidad. ¿Resultado?, pues que se cambiaban estos alimentos por otros, o por dinero y así se cubrían más expectativas (esto sucede hoy día también y, según me consta, es más difícil de lo que parece atender a la asistencia social).
Total: queso fundido de lata y alguna vez, leche en polvo, que, quiero recordar, no tenía demasiado éxito. ¡Viva la leche condensada!...