jueves, 13 de diciembre de 2018

Los "fogueros"

Este nombre tan curioso constituye un hito en mis recuerdos juveniles.
Se llamaba así a una pareja -lógicamente habría más, pero yo me refiero a los que conocí- de señores que tenían su trabajo en una casita de piedra y cal situada en lo alto del "Puntal".

En la primera ocasión que aparecimos por allí, como siempre en pandilla, encontramos un calar, casi llano o en ligera pendiente en que una construcción no demasiado airosa ocupaba el borde de un precipicio. 

Al fondo, en el llano, mirando hacia la puesta de sol, Siles, al sur -decían- El Yelmo y los montes que dominaban la Fresnadilla, hacia el sol naciente los Calarejos y hacia el norte, la meseta en que se situaba La Navilla.

O sea, que se podía mirar para todos lados y, por eso, ese era el lugar y no podía ser otro. La ocupación de estos señores así lo requería. Vigilaban al fuego, fenómeno indeseable en un país de bosques y, de donde venía su nombre "Fogueros".

Recuerdo que entramos en su 'casa' una especie de tienda de campaña, a dos aguas, con dos repisas a los lados de su única habitación y, al fondo, una chimenea.
Casa de los "Fogueros" de El Puntal.
Tiene que ser la foto muy antigua, del tiempo de las primerasestancias,
pero yo la recuerdo tal y como aparece ahí.


Enseguida supimos de algunas historias truculentas. Nos dijeron que, en una ocasión, entró un rayo por la chimenea y mató a uno de sus antiguos compañeros y dejó bastante maltrecho al otro.

El lugar tenía un encanto especial. Desde ahí tomabas visiones generales del lugar tan maravilloso que constituía El Paraíso. 
Panda de Martínez en el borde del precipicio.
Al fondo, se vislumbra la "Peña del Cambrón"
Supongo que era una excursión de las de talega y hogazas de pan, con el problema de no tener agua en todo el recorrido por lo que habría que ver cómo nos las arreglábamos, supongo que más con botellas que cantimploras pues tal objeto era demasiado exótico para nuestro ente cultural

La desde la casa tenía que ser a través del carril que nos llevaba a la "Era del Boquerón", pero, antes de llegar a la curva cerrada que, a derechas te conducía al empalme, había un extraño barranco en el que se veía la labor de antiguos pobladores. Un par de 'caleras' abandonadas y una trocha ancha hacía de atajo para remontar a la 'Navilla'.

Después, la planicie. Pinos altos, espaciados y nosotros, por el carril que serpenteaba entre ellos. Al llegar a un lugar determinado aparecía algo absolutamente insólito: un poste 'de la luz', decíamos, que sujetaba un solo cable.

Papá decía "eso tiene que ser para el teléfono". Y, el tío Félix, preguntaba "¿con un sólo cable?". Y, papá contestaba, "...puede ser, extraño, pero puede ser; el otro lo hacen por 'tierra'". Explicación hecha, más bien descripción, porque yo no me enteraba y aún hoy me planteo cómo se hace eso.

Andábamos, como iba diciendo, entre pinos hasta salir al calar al que me refería antes. Llegábamos, saludábamos, merendábamos, nos asomábamos y nos volvíamos.

Como se deduce fácilmente lo tengo que decir así porque todo lo que señalo estaba hecho en plan pandillón, Luego, no exagero con tantos plurales.

Pero, viene un inciso interesante. Volvíamos, sí, pero ¿por dónde?. 

Por el "Contadero". Que era un extraño camino, difícil pero no imposible al que nos guiaban los tíos mayores. 

El nombre es peculiar, y se llamaba así porque era un paso entre piedras, tan estrecho que había que pasar de uno en uno.... hasta las ovejas si pasaran por allí. Y, de ahí, su nombre propio. Lo utilizaban los pastores para contar el rebaño.

Había que bajar despacito, agarrándose a los bordes y, en un momento, aparecía debajo de nosotros el "Cortijo de Arriba". Seguíamos bajando hasta llegar a él, luego, carrera hasta los tornajos para beber en la Fuente de las Tablas.

Otra magnífica aventura habida en nuestro Paraíso.

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