lunes, 21 de noviembre de 2016

Guadahortuna

Este relato pretende ser un homenaje particular a la valentía y arrojo de tía mami.

Navidad del año ¿71?, fiestón en Granada. Se han casado Pepe y María Jesús. Hemos estado de comilona en un restaurante que había al lado del Corral del Carbón. Un pandillón Martínez de los que era normal juntar. Han venido desde todos lugares, primos, hermanos y cuñados, sobrinos y demás... Pero, la vida es real y la tarde va acabando. En el "seilla" de tía mami, vuelven a Linares los próceres de la calle Marqués: el tío Félix, la abuela Isabel y la conductora.
Como entonces las carreteras eran tan malas que, prácticamente, daba igual por la que te tiraras, "echan" hacia Guadahortuna, camino de Huelma, Jódar, Úbeda  y destino final. Pero las previsiones -y realidades- climáticas, disponen dificultades mayores.
A media tarde, noche, una llamada en casa de los padres Flores Martínez (por lo menos, es la que me toca a mí).: Desde Guadahortuna, pueblito perdido en los montes del noreste de Iznalloz, una vocecilla dice que están en la pensión del pueblo, rodeados de nieve y que no pueden salir de allí.
Se monta una gran expedición. Creo recordar que al día siguiente, por la mañana aunque no temprano. D.Nicolás Flores en su 850, D. Isidoro Román, en su 4-L y resto de familia correspondiente.
A eso de las once, más o menos, avanzamos un coche detrás de otro, sin problemas hasta la salida de Iznalloz, concretamente en Búlar Bajo. Pareja de la Guardia Civil. Paramos, les preguntamos si habrá problemas hasta Guadahortuna. Recuerdo cómo uno de los de la "pareja" mira el puentecillo y dice "¡qué va!, normal".
Pues nada, carretera adelante, 850 delante, 4-L, detrás y, al cabo de unos pocos kilómetros, aparece nieve en ambos lados de la carretera. Más adelante, manchas en la carretera. Hay -había- unas curvas características antes de una subida conocida como  "        ", la cosa pasa a mayores.
Llevábamos "cadenas" y las ponemos, con el gato en el caso del 850, con más habilidad en el 4-L.
Llegamos a Siberia. Todo es nieve.
Por un error mío estratégico sugiero que el 850 vaya delante. Mal andamos. La nieve cruje bajo nuestros pasos y al llegar a la primera curva izquierdas significativa, le digo a mi padre que gire, él dice que no, que ¿cómo se yo dónde está la carretera?, no digo nada, seguimos... al arcén. Más de medio metro de nieve alrededor del coche.
Sale Nico Flores del coche, se dirige a una señal metálica de "coto", la arranca y empieza a usarla a modo de pala. Hacemos una trinchera alrededor del coche y, a base de empujones, volvemos a la carretera que está debajo de la nieve.
Seguimos y, al llegar al Navazuelo, hay unas señales de tractor en la nieve. Las seguimos y vamos avanzando. Menos mal que no hay curvas señaladas porque los "pasos de rueda" están llenos de nieve compactada y el coche no tuerce. Hasta tal punto que en una curva, desistimos de vaciarlos y, Nico y yo empujamos el coche mientras papá lo hace avanzar....
Al cabo de equis horas aparecemos en lo alto de Guadahortuna. Todo es bajada, pero conviene no resbalar del sitio... Llegamos al pueblo. Hay gente que nos mira un poco -bastante- asombrada.
Es la hora de comer. En la pensión encontramos a la triada Martinez, helados y empezando a comer unos garbanzos algo aguados que, al parecer, son los últimos que quedan en el pueblo.
Comemos, creo que bastante deprisa porque hay que volver.
Salimos de la pensión y está comenzando la tarde.
Isidoro, con buen criterio dice que él irá delante.
Allí vi el mejor homenaje a la "tracción delantera" que pudiera imaginar. El 4-L, no se atasca como nuestro 850. Isidoro delante, tía mami, con Félix y la abuela, en medio y los Flores, cerrando la marcha.
Asombrosamente para lo que nos esperábamos, el viaje transcurre casi sin tropiezos. Llegamos al asfalto. Quitamos las cadenas y proseguimos hasta Granada.
Cuando llegamos a casa nos cupo un autohomenaje merecido.
¡Qué aventura habíamos vivido!.


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