sábado, 16 de mayo de 2015

Irene sirviendo agua al tío Rafa

Uno de los "problemas" más divertidos del mundo es estar a la espera de que ocurra algo.... porque tenga que ocurrir.
Es decir, si tienes la tremenda suerte de vivir con alguien original, tienes la tremenda satisfacción de que pasarás uno o más ratos divertidos a lo largo del día. Es más, si ese personaje original tiene gente alrededor es más probable que cuando más gente haya, más cosas se le ocurrirán.
Por ejemplo, ¿habrá cosa más "tonta" en el mundo que beber un vaso de agua?.
Pues, posiblemente, no. Pero, se le puede sacar partido al tema, ¿cómo?. Aprovechando la ocasión.
Es decir, casi cien  personas alrededor de una mesa. Uno, todo lo más dos, jarros de agua disponibles. Modernamente eran de aluminio anodizado, con un asa de plástico y una chapita que servía para sujetar los cubitos de hielo. ¡Modernísimos!.
Pero ahora no estamos en donde haya hielo, pero hay jarros. Y bebedores de agua.
Y uno, uno de nosotros, que está dispuesto a hacernos reir a todos...
Y una, una de nosotros que es especial. Es dificilísimo relatar su personalidad, su figura, su sitio en nuestra historia común.
Se llamaba Irene.
Era una señora que prestaba servicios en "casa de la abuelita". Realmente no sabíamos qué hacia, sí, sin embargo, que servía la mesa, que, para eso está citada aquí.
Pues bien, hora de comer, casi cien a la mesa, casa de las Anchuricas, suelo de cemento, agua de la "fuente fresca" y, Rafa Martínez, el tío Rafa
¡Irene, por favor!, ¿me haría el favor de ponerme agua?.
Acude Irene a la altura del tío Rafa. Éste se vuelve y, Rafa acerca la mano hacia donde está el jarro, como si tuviera un vaso en ella.
Irene sirve agua.... al aire. Hay que decir que Irene tenía gafas, que siempre creí que no era de ella, ni ajustadas a sus necesidades. Las tenía, pero no veía.
El agua en el suelo, en los pies de Irene. Exclamación de la misma y, queja, lógica. "¡Pero 'señorito'!¡que me he mojado!.
Nos reímos todos.... menos los mayores, que se apresuraron a regañar a Rafa.

Al día siguiente, el tío Rafa pide agua de nuevo. Irene se presta a ello, pero esta vez no está dispuesta a mojarse los pies. Acerca la mano a la mano de Rafa y se cerciora que tiene un vaso en la mano... al revés, es decir, con el "culo" para arriba.
Pone agua y, de nuevo,... se moja los pies. Reímos -los chicos- los mayores, menos y tenemos a Irene absolutamente sorprendida, ¡Pero 'señorito' Rafa!, ¿qué ha hecho?,...

Me recuerdo despendolado de risa y en el fondo, mi repipez, ¿cómo una cosa mal hecha (respecto a la moral, creo, podía ser tan divertida?.

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