Aquí hay toda una representación del montón de primas y primos que tenemos, todavía aparecen muchos bebés y otros no levantaban un palmo del suelo, pero ¡era tan divertido estar juntos! Las siestas resultaban más soportables y en aquella casa inmensa de los abuelos siempre había un rincón donde esconderse, bien fuera en el caluroso desván o en el gallinero. Más de uno se llevó alguna que otra regañina por asustarlas y empeñarse en enseñarlas a volar. ¿Verdad Nico?
miércoles, 29 de abril de 2009
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