domingo, 10 de abril de 2016

La "greda"

Yo creo saber qué es la "greda". Sin embargo, he ido a buscarla en Wikipedia... y resulta que es más complicado de lo que parece. 
En La Sierra -el paraíso-, o teníamos claro. Y, si no, le pedíamos a algún mayor que nos la proporcionara. Recuerdo que, en el camino hacia "la fuente fresca", en mitad del carril, había unas tierras de colorines. Se tomaba una porción de ellas y, en algún cacharrito al efecto, la mezclabas con agua. 
Si conseguías la proporción adecuada empezaba a formarse una pasta muy maleable, hacías una bolita, la enrollabas sobre alguna superficie, pasaba a churro más o menos largo y, a partir de ahí, como si fueran piezas, se montaban sillas, mesas o lo que fuera.

Lo más sencillo de hacer eran cuencos. A partir de la bolita, se apretaba más por un lado que por otro y, por decirlo de alguna forma, se le hacía un "bollo" en un lado respetando la curvatura del lado contrario. Resultado: una taza... si se hacía más abierto, un plato, si era grande, una fuente. Total, la vajilla casi completa (faltaban los cubiertos, claro)....
Pues, si ya teníamos los enseres, faltaba la "casa"....y, para ello, lo mejor era volver a la antigüedad, es decir, a las cuevas....de arena.
Se cogía un palo, con él, se arañaba la superficie hasta que llegaba a ser lo suficientemente grande como para que pareciera una habitación. Con bastante más cuidado se alisaban el suelo para que pareciera suelo y el fondo, para que pareciera pared. 
En el límite, entre dos huecos, se podía tender una escalera, aunque los escalones eran inalcanzables en su realización. Bueno, pues una cuesta entre dos huecos.


Total: greda como material versátil y sitios donde explotar la habílidad en los trabajos que pudiéramos hacer con ella...

Aquello era fantástico.... Si, además, los pinos tenían entre sus raíces superficiales unas formas un tanto extrañas, con terrazas muy lisas, podíamos hacer carreteras, había grandes vías de agua (los tornajos), donde podíamos flotar las conchas de pino, abarquilladas con más o menos éxito, la música del viento en los pinos, la comida que, siempre, estaba buenísima (sobre todo las conservas "Albo", las migas y unas cuantas cosas más), ¿cómo no íbamos a decir que estábamos en "El Paraíso".